viernes, 14 de diciembre de 2007

preguntas esparcidas por los caminos del derrumbe




que miran los recuerdos cuando son tan grandes que ocupan toda nuestra inmensidad
el derrotero de las penas nos enreda en una maraña de sensaciones dificiles de objetivar.
donde nacen los diálogos, desde cuando el resplandor de los miedos,
nos hace volver sobre nuestros pasos para otra ves tropezar con las mismas desgracias.
por que los ojos cansados no miran las hebras de la esperanza,
solo ven hilos de melancolía, extrañas figuras de la bruma de amar y no encontrar el reparo.
el calor se disipa en la montaña rusa cotidiana, enredada entre aguas estancadas en los cordones del tiempo.

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